Santuario de Arantzazu

Construido a mediados del siglo XX entre barrancos y oquedades, el Santuario de Arantzazu pende a 750 metros sobre un valle esmeralda y sobresale no solo por sus grandes dimensiones, sino por el talento que durante su construcción en él se concentró. Hablamos de uno de los enclaves más mágicos y únicos de toda la provincia.

(Foto: Los Apóstoles de Jorge Oteiza/www.xn--oatiturismo-1db.eus)

Situada a menos de 10 kilómetros del curioso pueblo de Oñati, la historia del corazón de la religiosidad gipuzkoana se remonta a la primera mitad del siglo XV y ha sufrido multitud de transformaciones fruto de la necesidad. Sin duda la más destacable es la que se acometió a partir del año 1950, y que vio la unión del trabajo de algunos de los más destacados artistas nacionales del siglo XX. Eduardo Chillida trabajó en las puertas mientras que la fachada corrió a cargo de Oteiza, siendo Nestor Basterretxea quien pintara la cripta. Solo por citar algunos.

De esta conjunción de talento surgió algo muy especial. El santuario es un complejo que parece salido de una historia de ciencia ficción, un pedazo de otro mundo u otro tiempo que ha acabado varado en el paisaje rural gipuzkoano.

Os propongo un juego. Echadle un ojo a la fachada y decidme en los comentarios si veis algo ligeramente sacrílego en ella.