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Monumentos de San Sebastián: esculturas donostiarras

A lo largo del litoral Donostiarra encontramos tres montes, y a los pies de cada uno de ellos están colocadas grandes estatuas obra de extraordinarios artistas vascos del siglo XX. En el siguiente entrada os vamos a proponer un plan para conocerlas, al mismo tiempo que exploráis la línea de mar donostiarra, ¡que es mucho más que La Concha!

( Foto: Sansebastianturismo.eus / Paloma de la paz de Nestor Basterretxea )

Os proponemos que empecéis vuestro tour en el Boulevard, desde ahí es muy sencillo ir a la Paloma de la Paz de Néstor Basterretxea. Tened algo de ojo si vais en bici, porque el tráfico del bidegorri en la calle Reina Regente y el puente de la Zurriola suele ser denso, y en ocasiones hay peatones invadiendo el carril. Pero una vez superados estos tramos, las bicicletas pueden circular con bastante más fluidez. Cuando lleguéis a la Paloma de la Paz, que se encuentra a los pies del monte Ulia, sencillamente disfrutad de las vistas, del olor del mar, del viento, y si está atardeciendo gozad con el atardecer más bonito de la ciudad. Ah, aquí hay buenos bares, y es una opción muy sabia comprar unos bocatas para después.

( Foto: Sansebastianturismo.eus / Estructura Vacia de Jorge Oteiza )

¡Toca deshacer lo andado! Volvemos hacia el Boulevard, pero una vez que crucemos el puente de la Zurriola giraremos hacia el norte siguiendo el carril bici del Paseo Nuevo que rodea al monte Urgull. Este es un tramo largo con unas vistas muy chulas del río Urumea, el Kursaal y Gros, y que tiene como punto clave la escultura Construcción Vacía del genial Oteiza. Ahí la isla Santa Clara, la Bahía de la Concha e Igeldo se pueden admirar desde una óptica muy particular, que en ocasiones muy señaladas nos dan pié a gozar del rugir del oleaje, el olor del Cantábrico y el frescor transportado por las olas.

¡Aún no hemos acabado la exploración costera! Ahora toca bajar al puerto (si vais con bici hay ascensor), y recorrer el hermoso puerto de Donosti hasta alcanzar el Paseo de la Concha. En el puerto fijaos en los cañones que fueron empleados como amarres para los navíos y el monumento dedicado a Aita Mari, hitos que nos recuerdan el pasado pesquero y militar de la ciudad. Los ciclistas podéis circular por esta zona, cediendo siempre el paso a los peatones pues tienen preferencia, aunque para incorporaros al Paseo de la Concha deberéis dirigiros al bidegorri

( Foto: Sansebastianturismo.eus / Peine del Viento de Eduardo Chillida )

Para llegar a la última estatua del plan que os proponemos toca recorrer el Paseo de la Concha, y creedme cuando os digo que es una preciosidad haga el tiempo que haga. El mar, los montes, la isla… todo se junta para crear un conjunto paisajístico maravilloso. Sencillamente disfrutad de la travesía, parad cuando queráis y, por favor, no perdáis la oportunidad de dedicarle un rato al Palacio de Miramar, que se encuentra justo encima del túnel que los vecinos del Antiguo llaman “la frontera” (otro día os cuento por qué). Cruzada “la frontera” solo os queda alcanzar el Peine del Viento de Eduardo Chillida. Si os comprasteis unos bocatas y el tiempo acompaña, este es el mejor sitio para dar buena cuenta de ellos, que ya tendréis hambre.

Este plan es perfecto para hacerlo andando, aunque sin duda la mejor opción es hacerlo en bicicleta. Nosotros durante el Bike Tour siempre tratamos de compartir con vosotros la Paloma de la Paz y El Peine del Viento.