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Aunque la costa gipuzkoana suele capitalizar la atención, con Donosti en el centro y poblaciones como Hondarribia o Getaria en los alrededores, es de justicia hablar también del interior de la provincia. Un territorio de montes, bosques, ríos caudalosos y mucha tradición. La ciudad de Tolosa es un perfecto punto de partida para ello.
Construida en un cruce de caminos entre Francia, Castilla, Aragón y Navarra, la ciudad ha vivido una historia turbulenta, pero a diferencia de Donosti (que fue quemada en 1813 por los Aliados) conserva edificios del siglo XVI, XVII y XVIII.
Como donostiarra no puedo evitar sentir algo de envidia cuando me paso por Tolosa y admiro el renacentista Palacio de Atodo o el ribereño Palacio de Idiáquez. ¡Y creedme cuando os digo que visitar Tolosa merece la pena no solo por sus edificios!
La ciudad es famosa en toda la provincia por sus carnavales (muy queridos por los tolosarras que los mantuvieron vivos durante los 40 años de dictadura Franquista), y su buen comer. Las alubias de Tolosa son toda una institución en Gipuzkoa, y la población cuenta con restaurantes de aupa. Es más ¡al mítico asador Casa Julián se le conoce como el Templo del Txuletón!
Resumiendo. Una ciudad con historia, con tradición y buen comer rodeada de montes verdes a solo 30 kilómetros de Donosti ¿qué excusa hay para no ir?
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