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Ay, para mi pensar en el Etxeberria es evocar algunos de mis más felices momentos, compartidos con amigos y familiares así como con algunas de las mejores cervezas que he podido beber en mi vida. Y es que hablamos de un bar de carisma arrollador, al igual que su capitán Juanjo, que ha sido pionero en lo relativo a estimular el paladar cerveceril de los habitantes de San Sebastián.
Porque lleva desde 1983 y mucho antes de saber lo que era una IPA o una cerveza artesana, yo ya estaba bebiendo cerveza de importación con sabores exóticos dentro de los acogedores muros del Etxeberria. Sus numerosos cañeros se complementan con una selecta selección de latas y botellines, así como vinos, vermuts y demás refrigerios (no, café no hay). Y además hay raciones y montaditos calientes, que son un clásico donostiarra.
Sí no estáis seguros de que habéis llegado a este pequeño paraíso del cervecero solo afinad el oído. Si sois recibidos con un “QUÉ PASA, ELEGANTE” (que es marca de la casa) es que habéis llegado al lugar correcto.