Antes de la llegada del Cristianismo al País Vasco, los antiguos habitantes de nuestra región, pertenecientes a diferentes tribus y hablantes de protovasco, tenían su propio sistema de creencias. La mitología vasca tenía sus dioses, seres sobrenaturales y leyendas, que si bien ya nadie cree en ellos, siguen estando muy vigentes en muchas de nuestras tradiciones y nombres de lugares.
Eso sí, muchos de nuestros personajes no son exclusivamente vascos, y es que en zonas de la cornisa cantábrica y los Pirineos existen versiones similares cuando no la misma con otro nombre de estos personajes. Y es que es muy posible que en la antigüedad estas creencias fueran compartidas con otras tribus, ya sea por influencias externas, o porque la extensión de influencia vasca era mucho mayor que ahora.
Sea como fuere, la mitología vasca es muy rica y por eso os vamos a presentar algunas de nuestras figuras y leyendas más importantes.
Mari
La diosa principal de la mitología vasca, a veces confundida con Amalur (Madre Tierra), normalmente se presenta como una mujer de cabello rubio que cepilla con un peine de oro. Su pareja es Sugaar y tiene dos hijos Mikelats (el hijo malvado) y Atarrabi (el hijo bondadoso). Habita en las cuevas de las cumbres de las montañas del País Vasco, siendo Anboto la principal. Según las leyendas cambia de cueva cada 7 años, y dependiendo de en qué cumbre esté el clima cambia, así, si está en el Anboto llueve, si está en el Aloña hay sequía y si está en Supelegor las cosechas son abundantes.
Mari además es la señora del interior de la Tierra, de sus bienes y del agua de los manantiales. Es la encargada de castigar la mentira, el orgullo y los robos, y de impartir justicia. Cuando se va a visitársele a pedirle favores, hay que hablarle siempre de «tú» (hika), salir de la cueva tal y como se entró (sin darle la espalda, por ejemplo) y en su presencia no puedes sentarte, ni aunque ella te lo ofrezca. Aunque lo parezca, no es una diosa malvada, pero sí severa y estricta.
Eguzkilore
El eguzkilore, literalmente «flor sol», es un tipo de cardo muy típico de las montañas vascas. Pero es también un símbolo de protección, y por eso podemos encontrar joyas, camisetas, objetos de decoración y souvenirs con su imagen. Lo más común, sin embargo, es ver los eguzkilores colocados en las puertas de los caseríos y las casas de los pueblos, tradición cuyo origen está en una de las leyendas más conocidas de la mitología vasca.
En la antigüedad, Amalur creó a los humanos, quienes vagaban por el mundo en una noche perpetua. La noche era un lugar peligroso, lleno de brujas, espíritus malvados y demonios que se llevaban a los niños. Los humanos, cansados de la situación, pidieron a Amalur una ayuda para protegerse, y ella decidió crear la luna. Así, su débil luz ahuyentó durante un tiempo a los peligros de la noche.
Pero los malos espíritus, las brujas y los demonios pronto se acostumbraron a aquella luz, atacando de nuevo a los humanos. Estos volvieron a pedir ayuda a Amalur, quien esta vez decidió crear una luz más brillante, el sol. El sol asustó definitivamente a los peligros de la noche, quienes no se aventuraban a salir durante el día, dejando finalmente a los humanos en paz. Amalur, sabiendo que durante las horas que el sol desapareciera, los peligros acecharían igualmente, creó el eguzkilore, e instó a los humanos a poner esta flor seca en las puertas de sus casas. Así, los males de la noche, al verlo, se asustarían, evitando que entraran en las casas.
Gentiles
Los gentiles o jentilak en euskera, era un antigua raza de gigantes que habitaba los montes del País Vasco. Tenían una fuerza sobrenatural y gustaban de lanzar piedras enormes a grandes distancias. Estas piedras hoy en día sabemos que son menhires, cromlech o dólmenes. También fueron los primeros en trabajar la piedra y el hierro, cultivar trigo y molerlo en molinos. Paganos precristianos, son la representación simbólica de los vascos previos a la romanización y la cristianización de Euskadi.
Hoy en día ya no quedan gentiles porque se escondieron todos bajo tierra. Con el nacimiento de Cristo, una luz brillante apareció en el cielo, no sabiendo qué significaba, los gentiles acudieron al más anciano en busca de respuestas. Este simplemente contestó: «Esa luz anuncia la llegada de Kixmi (Cristo), es el finde nuestra raza.» Tras escucharle, todos los gentiles decidieron meterse bajo tierra, en las entrañas de Amalur, su protectora para nunca más salir a la superficie. Solo dos decidieron no internarse en el interior del mundo: Basajaun y Olentzero.
Basajaun para proteger los bosques y las montañas, los rebaños y los animales salvajes, de hecho su nombre significa «señor de los bosques» en euskera. Y el Olentzero para bajar a los pueblos y dar la noticia de la llegada de Cristo, su primer regalo de Navidad.
Obviamente, la mitología vasca tiene muchos más personajes y leyendas, pero estos los dejamos para otra ocasión. O podéis apuntaros a alguno de nuestros tours ¡y preguntarnos por ellas!