Si hay una fecha importante en la historia de San Sebastián, que marca un antes y después y que trae una profunda transformación a la ciudad, esa es el 31 de agosto de 1813.
El día que se destruyó Donostia
En 1808, en plenas guerras napoleónicas, San Sebastián es invadida por el ejército francés, que se queda en la ciudad durante cinco años, hasta 1813.
El verano de 1813, tras pasar por Vitoria, llega a Donosti un ejército formado por tropas inglesas y portuguesas con la intención de liberar la ciudad de la ocupación francesa. Asedian la ciudad durante semanas en las que intentan tomarla sin demasiado éxito, a través de diversas brechas que van creando en la muralla, pero que son defendidas fuertemente por los franceses.
Así, la mañana del 31 de agosto, los ingleses y portugueses consiguen destruir las últimas defensas y entrar finalmente en San Sebastián. Y aunque son recibidos con aplausos y hurras por los donostiarras, los supuestos salvadores responden con disparos. Y es que enfurecidos por las numerosas bajas y por la frustración de llevar semanas intentando tomar la ciudad, los soldados anglo-portugueses entran en Donosti arrasando con todo.
Borrachos del alcohol robado de las casas y las tiendas, saquean toda la ciudad y le prenden fuego. Los franceses, retirados en el castillo en lo alto de Urgull simplemente esperan a que termine el caos antes de rendirse el 8 de septiembre.
El ataque dura una semana en la que son asesinados muchos hombres y mujeres, estas últimas después de haber sido violadas. Se calcula que aproximadamente la mitad de la población muere esa semana, unas 4000 personas. Toda la ciudad es destruida por el fuego, salvándose solo 36 casas. Los archivos y el ayuntamiento arden, perdiéndose infinita información referente a San Sebastián. La basílica de Santa María es vaciada de sus riquezas, así como los vecinos, que ven sus propiedades y pertenencias desaparecer. Este es, sin duda, el peor momento de la historia de San Sebastián.
Programa
Hoy en día el 31 de agosto es una fecha especial en el calendario donostiarra, en el que recordamos la casi total destrucción de nuestra ciudad, pero de alguna manera, en la que celebramos la reconstrucción de la misma.
El programa del día incluye una misa en Santa María a las 11:30 y una ofrenda de flores en Portaletas a las 12:45.
Y ya por la tarde a las 17:30 empiezan diversos desfiles militares por la ciudad, representando a los ejércitos que tomaron parte en el asedio de 1813. Los ingleses y portugueses se acercan desde Gros, mientras los franceses desfilan por la Parte Vieja. Tras el minuto de silencio que se realiza a las 19:00 en el kiosco del Boulevard, a las 19:30 empieza la recreación del asalto a la Bretxa y la toma de la ciudad, para finalmente a las 21:00 culminar con la escenificación de la toma del castillo y la quema de Donosti en la plaza Zuloaga.
Acto conmemorativo
Después de la parte más «divertida» del programa, a las 21:30 empieza el principal acto conmemorativo del día. En la calle 31 de agosto (llamada así por ser la única que sobrevivió al incendio) se apagan todas las luces y se encienden velas. De los balcones cuelgan banderas de San Sebastián con un crespón negro y las campanas de las iglesias repican por toda la ciudad.
Así, iluminados por antorchas, se realiza un paseo ceremonial desde el atrio de San Vicente, donde se canta el antiguo himno de Donosti, hasta el atrio de Santa María, donde se canta el himno actual, con paradas en el callejón de Valle de Lersundi y la plaza de la Trinidad. Todo acompañado por varios coros donostiarras y la banda municipal de txistularis.
Este último acto es quizá el momento más emotivo del día, ya que se recuerda a las víctimas de 1813 y se rinde homenaje a los supervivientes que reconstruyeron la ciudad, nuestros antepasados gracias a los cuales somos quienes somos hoy en día. El momento culmen llega cuando se canta la Marcha de San Sebastián frente a la basílica de Santa María, ya que es el único momento del año, quitando el día de San Sebastián, en el que podemos cantarlo.
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