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10 mujeres de San Sebastián que debes conocer

Clara Campoamor

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No es la primera vez que en este blog hablamos de mujeres donostiarras, ya que hemos escrito sobre Juanita Larando y Catalina de Erauso en ocasiones anteriores.

Pero en Donosti hay muchas más mujeres dignas de mención, de algunas apenas hay información y de otras se podrían escribir libros, y todas son importantes a su manera.

Por eso hemos decidido recopilar a 10 de ellas y hacerles un pequeño homenaje que hemos dividido en dos partes. Así que sin más dilación, aquí están 10 mujeres de San Sebastián que debes conocer.


Gracia de Olazabal

Más conocida por ser la mujer de Alonso de Idiaquez, quien fue secretario de Carlos V, su matrimonio sirvió para afianzar el poder de los Olazabal en Donosti y para que Alonso consiguiera el patrimonio necesario para controlar San Sebastián y Gipuzkoa, es decir, la donostiarra y la acaudalada era ella, de hecho, el palacio de los Idiaquez que antiguamente estaba en la calle Mayor y que desapareció con el incendio de 1813 estaba construido en solares aportados por Gracia como parte de su dote.

La pareja fundó en 1539 el convento de San Telmo, hoy en día museo, donde están enterrados, y ordenó la refundación del convento dominico de San Sebastián el Antiguo en 1546 (desde donde, precisamente, huyó años después Catalina de Erauso).

Gracia además tenía total responsabilidad sobre el patrimonio de la pareja, incluso antes de la muerte de Alonso en 1547. Un buen ejemplo de esto es que es ella quien firma los contratos de construcción del palacio en 1546.

Gracia de Olazabal, una de las 10 mujeres de San Sebastián que debes conocer

Sepulcro de Gracia de Olazabal y su marido Alonso de Idiaquez en la iglesia de San Telmo.

 


Francisca de Aculodi

A pesar de que el título de primera periodista de la historia es de Elizabeth Mallet (quien en 1702 fundó el diario Daily Courant en Londres), la verdad es que Francisca de Aculodi publicó la revista Noticias Principales y Verdaderas un poco antes, en 1687. Esto fue posible gracias a que su marido, Martín de Huarte, le dejó en herencia el título de “impresora de la muy noble y muy leal provincia de Guipúzcoa” con la condición de que dirigiera la imprenta que tenía en Donosti hasta que sus hijos fueran mayores y pudieran hacerse cargo del negocio. Y lo hizo manteniendo las condiciones y salario de su marido, algo inusual en la época.

Así editó Noticias Principales y Verdaderas, una revista quincenal, traducción de un periódico editado en Bruselas en francés, a la que añadía noticias locales que redactaba ella misma. Su firma puede verse durante los dos primeros años de la revista, aunque esta siguió publicándose hasta 1698.

Hoy en día Francisca de Aculodi da nombre a los premios otorgados por la Universidad del País Vasco a la inclusión de la perspectiva de género en los trabajos de fin de grado.


Cristina Brunetti

No hay mucha información sobre Maria Cristina Fernanda Brunetti Gayoso de los Cobos, duquesa de Mandas y Villanueva, pero su nombre perdurará para siempre en Donosti gracias al parque y palacio de Cristina Enea situados en el barrio de Egia. De origen italiano y casada con Fermín Lasala y Collado, quien se convirtió en duque de Mandas, su matrimonio puede dar sensación de haber sido por interés (ella tenía títulos nobiliarios y él una amplia fortuna), pero en realidad ambos debieron quererse sinceramente y ella también venía de una familia acaudalada, echando por tierra posibles prejuicios.

Cristina acompañó a su marido en su carrera diplomática en París (1890-1892/1895-1897) y Londres (1900-1905), donde no solo acudían a fiestas elegantes, también debieron desenvolverse en un entorno político complicado que ya dejaba entrever la Primera Guerra Mundial. Obra de la pareja fue también el matrimonio entre Alfonso XIII y Victoria Eugenia, en un intento de acercar las monarquías española y británica, y reforzar el papel de España en un periodo en el que su poder estaba menguando.

Si queréis saber más de Cristina, Fermín y el contexto histórico en el que vivieron, la Fundación Cristina Enea editó en 2021 (Breve) Vida de la Duquesa de Mandas escrito por el historiador Carlos Rilova Jericó y que podéis leer aquí.

Retrato de la duquesa de Mandas

Retrato de Cristina Brunetti, duquesa de Mandas.


Micaela Elizaran

De Micaela Elizaran también se sabe muy poco, que era de Tolosa y que poseía varios terrenos y solares en Donosti. También que enviudó joven y que perdió a sus hijas demasiado pronto. Es por esto que encontrándose sola y con dinero decidió usar su riqueza para ayudar a los niños y niñas de pocos recursos de San Sebastián. Así, en 1911 fundó el colegio de Los Ángeles en la calle San Juan y el de San Miguel Arcángel junto a Santa María del Coro en 1918, el primero para niños y el segundo para niñas. A estos colegios pudieron asistir de manera gratuita los niños y niñas de familias desfavorecidas de Donosti durante décadas, recibiendo una buena educación que les ayudaría a encontrar un buen trabajo en el futuro.

También cedió el edificio de Fermín Calbetón 19 para ser usado como centro de atención de ancianos, cosa que sigue siendo en la actualidad, además de centro de atención para personas con discapacidad física y/o intelectual.

El colegio de Los Ángeles ya no existe y en su edificio ahora se encuentra la sede del Orfeón Donostiarra. El de San Miguel Arcángel, que nunca fue llamado así, ya que siempre fue conocido como Escuelas Elizaran, sigue funcionando como centro educativo, aunque ahora ofrece grados de formación profesional bajo el nombre de Elizaran Ikastetxea.

 

Micaela Elizaran
Nicolasa Pradera

Micaela Elizaran

Nicolasa Pradera

Nicolasa Pradera

Antes de Arzak, la nueva cocina vasca y las muchas estrellas Michelin de Donosti, Nicolasa Pradera puso San Sebastián en el mapa gastronómico mundial con su restaurante Casa Nicolasa, abierto en la calle Aldamar en 1912. Originaria de Markina, llegó a Donosti para trabajar como ayudante de cocina de una familia adinerada para pronto pasar a ser la cocinera principal.

Tras casarse abrió el restaurante obteniendo un grandísimo éxito en aquella Donosti frecuentada por la élite y en cuyos reservados ocurrieron reuniones de carácter económico y político que marcarían el devenir de España. En 1930 Nicolasa vendió el restaurante a su antigua ayudante, María Urrestarazu y dos años después abrió con sus hijas el restaurante Andía en pleno paseo de La Concha. Tras la Guerra Civil llegó a Madrid y con una de sus hijas abrió otro restaurante, Nicolasa, donde también obtuvo un gran éxito.

Hoy en día ambos restaurantes han dejado de existir, y en el lugar del de Donosti está la pensión llamada igual, pero el nombre de Nicolasa sigue perviviendo gracias al libro de recetas que escribió en 1933 animada por Gregorio Marañón, quien escribió el prólogo del mismo. Este libro, La Cocina de Nicolasa, es todo un éxito de ventas y lleva ya 21 ediciones. En él encontramos recetas de la cocina vasca tradicional, la misma que ofreció en sus restaurantes.


Benita Asas

Benita Asas nació en Donosti, aunque pasó casi toda su vida en Madrid y Bilbao. Estudió Magisterio en Valladolid y tras graduarse se mudó a la capital vizcaína donde trabajó de maestra hasta que en 1902 pidió el traslado a Madrid. Y es en Madrid cuando Benita empezó a escribir libros de texto, pero también artículos sobre feminismo, el movimiento sufragista, la necesidad de educar a las mujeres y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

En 1913 fundó la revista quincenal El Pensamiento Femenino, cuyo consejo de redacción estaba formado solo por mujeres. Y en 1918, junto a otras mujeres feministas de la época, formaba parte de la primera junta directiva de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME) de la que fue presidenta entre 1924 y 1932. Esta asociación fue la organización feminista más importante de España, y en ella pronto destacaron Clara Campoamor, María de Maeztu y Victoria Kent, entre otras, y cuya publicación Mundo Femenino tuvo a Benita como colaboradora asidua.

Aunque, tras mucho esfuerzo el voto femenino fue finalmente reconocido durante la II República, la Guerra Civil echó por tierra todo aquel trabajo realizado. Benita pasó toda la guerra en Madrid y una vez acabó solicitó el reingreso en el cuerpo de maestros. Su pasado feminista y anticlerical fue dado como excusa para deshabilitarla en 1940 para cargos directivos y de confianza. Sin embargo, Benita ya tenía 66 años y se jubiló poco después, mudándose a Bilbao, donde murió a los 95 años, totalmente olvidada e invisibilizada hasta que su figura ha sido reivindicada por el movimiento feminista recientemente. De hecho, María José Villa Rodríguez escribió en 2019 su tesis doctoral Benita Asas Manterola y los feminismos en España (1873-1968) que podéis leer aquí.

Benita Asas


Ignacia Zabalo

La historia de las mujeres es una historia de anonimato y pseudónimos para poder ser publicadas o evitar ser perseguidas. De obras atribuidas a hombres, a veces desconocidos, otras veces autores ya reputados. Este es el caso de Ignacia Zabalo, cuya obra hasta hace relativamente poco se creía que había sido creada por su hermano, Txiki Zabalo. Ambos fueron dibujantes e ilustradores, aunque Ignacia firmaba siempre como Nor-Nahi (cualquiera), lo que llevó a pensar que era solo un pseudónimo de su más conocido hermano. Pero si bien el estilo de los dos era similar, el de Ignacia resulta más elegante, más decorativo.

Ignacia nació en Donosti en 1905 y empezó a trabajar con su hermano a los 20 años, para el calendario de Argia y para Agere, una revista para chicas en la que realizaba casi todo el trabajo: cabeceras, letras, ornamentaciones, dibujos, chistes, comics… Se puede decir, por tanto, que Ignacia es la primera mujer dibujante profesional del País Vasco en el siglo XX. Pero Ignacia, buscando una vida independiente de su hermano, se mudó a Barcelona en 1931. Allí, ocho años más tarde, al final de la Guerra Civil, una bomba caída en el portal de su casa puso fin a la que hubiera sido, casi seguro, una exitosa carrera profesional.


Blanca Brisac

También la Guerra Civil acabó con la vida de Blanca Brisac, una de las Trece Rosas. Blanca nació en Donosti para después mudarse con su familia a Madrid, donde trabajó como pianista en la banda de música de la sala Alcalá, que proyectaba películas mudas. Aquí conoció a su marido, Enrique García Mazas, con quien tuvo dos hijos, Mercedes, que murió de pulmonía a los meses de nacer, y Enrique. Tras casarse ella se dedicó a trabajar de costurera en casa y él de violinista en un café.

Y llevaron una vida tranquila hasta que el 3 de mayo de 1939 fueron acusados de celebrar reuniones clandestinas en su domicilio en las que preparaban un atentado contra Franco. Blanca ingresó en la cárcel el 24 de ese mes, con apenas 29 años, acusada de un intento de complot contra el dictador y de estar implicada en el asesinato del comandante de la Guardia Civil Isaac Gabaldón, su hija y su chófer. Aunque finalmente la acusación del atentado fue rechazada, Blanca y Enrique fueron condenados a muerte por pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas. Así, el 5 de agosto de 1939, con apenas horas de diferencia, fueron fusilados junto a otros 43 hombres y el resto de las Trece Rosas.

Poco antes de morir Blanca escribió una carta para su hijo Enrique, que su familia le entregó 16 años después y que todavía se conserva y podéis leer aquí.

Blanca Brisac

María Dolores Goya

María Dolores Goya

Cuando se habla de las ikastolas clandestinas de la dictadura franquista siempre se habla de Elbira Zipitria, pero, sin desmerecer a Elbira, hubo más andereños que se jugaron la vida por enseñar euskera en la clandestinidad. Una de ellas fue María Dolores Goya, cuya ikastola de la calle Carquizano en Gros funcionó desde 1951 a 1975, los últimos cinco años bajo la dirección de su hija Miren Egaña.

María Dolores estudió Magisterio y se sacó la oposición en 1936. La entrada de los requetés en Donosti truncó sus planes y tuvo que huir con su familia a Bermeo en barco. En Bizkaia consiguió trabajo en una escuela de Plentzia, donde estuvo hasta que el bombardeo de Gernika obligó a cerrar todos los centros educativos. Tras aquello, partió al Reino Unido en el barco La Habana, uno de los muchos barcos que el Gobierno Vasco fletó para enviar a los niños vascos lejos de la guerra, junto a otros 95 responsables y 3500 niños. Al llegar a Southampton, Maria Dolores fue enviada a la isla de Wight, donde estuvo 7 meses. A continuación viajó a París, junto a su hermana, que trabajaba para el Gobierno Vasco en el exilio. Allí estuvo 2 años enseñando castellano a los niños de una familia polaca. De París se mudó a San Juan de Luz, con sus padres y otra hermana. Finalmente en 1941 pudo volver a Donosti, aunque en la frontera estuvieron a punto de detenerla por haber huido con los niños al Reino Unido. 

Dos años más tarde abrió una escuela en Ergobia y se casó. Tras su segundo hijo tuvo que dejar el trabajo, y tras el tercero la familia se mudó a Gros, a la calle Carquizano, donde en 1951 abrió su ikastola animada por la también maestra Elixabete Maiztegi. En esta ikastola, como en la de Elbira, las clases eran en euskera, con libros como Xabiertxo (ilustrado, precisamente, por el ya mencionado Txiki Zabalo), aunque había una diferencia sustancial, en la de María Dolores había mesas y sillas. La ikastola llegó a tener 80 alumnos y además de las clases organizaban actividades navideñas, o quedaban todas las familias en plaza Cataluña para jugar en euskera. De alguna manera, la ikastola de María Dolores funcionaba como las ikastolas cooperativas que podemos encontrar hoy en día por todo Euskadi.


Casilda Hernáez

Soledad Casilda Hernáez nació en la casa cuna Fraisoro de Zizurkil, de madre soltera y padre desconocido, aunque se crió en el barrio donostiarra de Egia, donde aprendió a leer y escribir en la escuela pública de Atotxa. En 1931 empezó a militar en las Juventudes Libertarias, asistiendo a los ateneos libertarios, los que serían como una segunda escuela. Ya muy jóven fue detenida por hacer el llamamiento a la huelga en una empresa cuya plantilla la conformaban mujeres. También fue escandalosa su costumbre de hacer nudismo en La Zurriola. Y en el año 1934, durante la revolución de ese mismo año, volvió a ser detenida y condenada a 29 años de cárcel, 9 por repartir propaganda y 20 por posesión de explosivos. Afortunadamente para Kaxilda, como se la conocía, solo cumplió dos años de condena gracias a la amnistía general del Frente Popular de 1936. Al poco conoció a Félix Liquiniano, quien sería su compañero de por vida.

Al estallar la Guerra Civil participó en la defensa de Donosti, para después pasar por Irún, el frente de Aragón y el frente del Ebro, y una vez acabó la guerra se exilió junto a Félix en Francia, donde estuvieron en los campos de concentración de Argelès y Gurs. En 1940 quedaron libres y en 1943 se instalaron en Biarritz. Aquí su domicilio sirvió como centro de operaciones antialemanes y antifranquistas, y cuando el movimiento anarquista perdió fuerza se solidarizaron con la recién creada Euskadi Ta Askatasuna (ETA, cuyo logo diseñó el mismo Félix). Al poco su relación con Félix se estropeó, lo que le provocó un periodo depresivo del que consiguió salir tiempo después.

Kaxilda murió en 1992 por cáncer tras toda una vida de lucha anarcosindicalista, feminista y antifranquista y actualmente está enterrada en Biarritz junto a Félix. Si os interesa saber más sobre ella, en 1985 se publicó el libro Casilda, miliciana: historia de un sentimiento de Luis María Jiménez de Aberásturi, quien la entrevistó en vida, y en 2022 se publicaron tanto el documental Casilda, el eco de otros pasos de Juan Felipe como el cómic Casilda revolucionaria de Rubén Uceda Villanueva.

Casilda Hernáez

Casilda Hernáez, alias Kaxilda.